Plan B

No soy capi de embarazarme en estas condiciones, me parece poco digno y ……. uno se debe a su público.
Decidí aplicar el plan B “Mandar todo a la cresta y terminar la relación” estrategia riesgosa pero si se hace bien es una gran arma de pelea.
Para planificar bien el acto recurrí a la asesoría de una mujer experta en amantes con basta y reconocida experiencia en la materia, mi amiga Araña de Pared. Bond le puso ese sobrenombre el día que la conoció. Fue en un encuentro social, ella llegó toda vestida de negro se sentó en una esquina , acomodó su larga y amplia falda negra extendiéndola en el lugar con el claro propósito de evitar que alguien se sentara a su lado, ajustó su peto también negro y apoyo el hombro derecho en la pared llevando su larga y completamente negra cabellera al lado inverso, así se quedó toda la noche observando al grupo sin intervenir en ninguna conversación, la única vez que le preguntaron su opinión en un intento de integrarla a la charla, ella respondió descalificando la pregunta, como verán el apodo le quedó perfecto.
Sería injusto hacerles creer que Araña me dijo que hacer y que decir, la verdad sea dicha ambas fuimos urdiendo el guión y escogiendo cada palabra para los descargo de modo de hacer sentir a Bond culpable y miserable por su conducta y desconsideración a mi persona. Fue fácil, me sobran los ejemplos que indican su incapacidad para enfrentar el tema de la separación y dejar su casa.
Mi amiga hizo una analogía que me pareció didácticamente ilustrativa de cómo me sentía. Bond se siente seguro de ti, así que hace con tigo lo mismo que los perros: de vez en cuando se da una vuelta y mea el árbol para marcar territorio pero eso no significa que sea su territorio principal.
A medida que iba practicando y repitiendo el guión del plan B mas me convencía que era lo correcto, si de verdad me amaba suplicaría perdón y prometería resolverlo en los siguientes días y si no, entonces no valía la pena seguir con él, ser la amante está muy lejos de mis aspiraciones en la vida.
Llego la tarde y Bond pasó por mi para nuestro ya concertado encuentro, abrí la puerta y solo con su beso de saludo sentí mis rodillas desvanecer, como extrañaría sus besos. Partimos rumbo al motel, todo el trayecto voy mirando por la ventana distante y en silencio, es verdad que esta actitud estaba en el plan pero no es que estuviera fingiendo, en verdad estaba atragantada y distante. Pasó lo que habíamos con Araña previsto que pasaría: Bond inicia sus frases y dulces caricias de declaración de amor (las meaditas): te extrañe, me hiciste falta, no sabes como te amo.- toma mi pelo y sus manos recorren mi cuello.- eres lo más importante en mi vida y un par de frases más del mismo estilo. Se supone que yo debí decir “ya no creo lo que dices” y así se iniciaba la crisis, el descargo y el resto del plan, pero me pasó que sí le creí y con cada una de sus frases y caricias más me gusta creerle. Imaginaran que pasó cuando llegamos al motel, no hay plan que resista a tanto deseo.
Después del tercer orgasmo ya había modificado el plan B, seria solo una amenaza de dejarlo. Abrazados le cuento lo que me pasa y como me siento, me escucha sin interrumpir ni pretender modificar los juicios ni declaraciones que voy haciendo, finalmente lo encaro, ¿Dime cuándo es pronto?.
Su respuesta fue el triple del tiempo que pensé que diría. Dolida me empiezo a vestir, por primera vez rechazo a que me toque.