martes, enero 10, 2006

Adiós bellos ojos azules.

Pach murió el lunes. Nos despedimos hace un mes con una magnifica cena en casa de Pebbles. Tuvimos unos minutos para conversar solos, le pregunte si sentía miedo, me sonrió dulcemente y agregó: deje de tener miedo cuando me entregue al amor de mi familia y de mis hijos, deje que ellos se hicieran cargo de mí y nunca más sentí miedo.
Esa noche lo lleve hasta su casa, nos abrazamos y me fui.
No había recordado esta conversación hasta hoy. En general en todas las relaciones existe la compensación, en hermanos, parejas, socios, amigos, duran en la medida que se da y se recibe en forma equitativa, pero entre padre e hijos esa compensación no existe. Como padres no buscamos compensar nuestro esfuerzo ni el cariño que se entrega y como hijos no se nos ocurre compensar la dedicación, es natural que el padre provea y el hijo reciba.
Mi madre murió cuando yo tenia 17 años, nunca pudimos hablar de eso, habían otros que se hicieron cargo, yo solo me limite a sentir rabia a que estuviera muriendo. Ahora creo que habría sido mucho mas fácil superar su partida si me hubiera involucrado mas en sus cuidados, remedios, dolores y hospitalizaciones, habría sido una manera de demostrar mi amor hacia ella, no por el bien de ella sino por mi propia culpa de no haber tenido el tiempo de reparar ni compensar todo su amor por mi.
Pach fue más sabio, preparó su partida y también facilito el duelo de sus hijos.

Te extrañare pártner.

Candy

1 Comments:

Blogger Pipiolex said...

Fuerte experiencia...
Fuerte todo... desde el momento en que sucedió o otro.
Cada pérdida es fuerte.
Saludos

enero 12, 2006 4:12 p.m.  

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