Encuentro poco glamuroso

32 grados de calor en pleno centro, yo cansada, traspirada , moño cuete con el pelo pegado, cargada al hombro con un bolso enorme cruzado sobre mi pecho estrangulándome una obesa pechuga, en el otro hombro una enorme y poco feliz cartera, perdida buscando el maldito paradero del transantiago que me sacara de ese horrible lugar cuando de frente y sin posibilidades de arrancar me encuentro nariz con nariz con mi ex “El Músico”.
Hola me dice abriendo sus enormes y bellos ojos verdes, te vi desde el restorán y como no estaba seguro de si eras tú te seguí unos metros para saludarte. Yo desde mi autestima destruida solo pensaba en que el sujeto no salía de de asombro al comprobar que esa horrible mujer, a quien le vio un leve parecido efectivamente era yo. ¿Cómo estás? pregunto con verdadero interés. Bien… mentí . Hubo unos cinco incómodos segundo de silencio que solo con la mirada pude escuchar que me decía: Como que estas bien? Basta mirarte 5 segundos a los ojos para notar toda tu pena.
Atine a decirle: Vi en la tele el documental que hiciste, que gran trabajo te felicito de todo corazón. Sí me dejo muy contento y ahora preparo una ópera. Seguía mirándome con cara de “¿que paso con la princesa que eras?” .
Le pase mi tarjeta de visita que es lo único que salva de mi en este momento, buena empresa con cargo rimbombante. Llámame y nos juntamos para hablar con más calma, tus amigos te están esperando y yo debo irme.
En la micro imaginaba la conversación que estaría teniendo con sus amigos de vuelta en el restorán ….. yo la habría tenido. ¿Y si me llama? ….. ¿como le explico que la bella, alegre y jovial mujer que conoció se convirtió en una triste vieja obesa.


Candy …. Es lo que hay por ahora