sábado, julio 24, 2004

El ser bipolar

aqui va el tecxto fina
Yo y mi hijo de 10 años somos bipolares.

Ambos estamos pasando por la clásica depre de invierno, no se si será que estoy acostumbrada a mis bajones después de una vida de inviernos grises, pero lo mío no me preocupa mayormente, se como opera, se que siempre renazco en primavera y por ultimo me estoy dando permiso de andar más triste por el fracaso con el músico, pero mi niño con sus escasos 10 años y ésta es la segunda gran depresión de otras miles que vivirá por lo que le quede de vida.
Que enfermedad mas pelotuda, tuve una infancia envidiable en todos los sentidos, una mamá amorosa, un papá cariñoso, una casa grande y linda, cuatro hermanas para jugar, vacaciones de tres meses en la playa, así y todo mis recuerdos de niña son de una tristeza infinita y una sensación de abandono inmenso.

Así está mi hijo hoy, se siente el más tonto, el más gordo, el llorón, el más chico, sin amigos, no hay nada en el mundo que lo haga disfrutar. Todo lo que hace le implica un esfuerzo, nada fluye, ni con el estudio, ni con los amigos, ni con migo. La siquiatra me recomienda eliminar el estrés de las notas, o cualquier otro tipo de rendimiento, debe descubrir la dimensión del placer, de pasarlo bien, generar momentos de felicidad para que se fijen en su memoria. Son estas fotos de felicidad las que Sebastián usará como incentivo para salir del hoyo en que está o en el que pueda estar mañana, si no logra crearlas cuando sea un adolescente y a estas crisis se le sume la revuelta hormonal, no sentirá gran diferencia entre vivir y morir, al contrario, morir es descansar de tanto dolor. Escribo y no puedo evitar llorar, lloro por él, lloro por mi y lloro por todas las madres que han vivido el suicidio de un hijo.
El único consuelo de descubrir desde tan chico que también es bipolar es que tengo 4 o 5 años para prepararlo y darle las herramientas necesarias para transitar por una adolescencia que sin lugar a dudas será difícil y muy peligrosa. Pienso en todos los padres que no tuvieron esta oportunidad, este tiempo para desarrollar a sus hijos, que no pudieron hacer nada por ellos, mas aun, sintiéndose culpables de no haber estado más pendiente, más preocupados y recriminándose por no saber que su hijo/a era bipolar hasta cuando fue tarde.

Hoy lloraré un rato largo.

Candy mamá



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